La historia de los metales preciosos está indisolublemente mezclada con la de las piedras preciosas y semipreciosas. Una gema bella es la cereza del pastel en toda joya valiosa de alta joyería y no hay amante de la moda que no sepa esta verdad imposible de negar.

Zafiros, topacios, esmeraldas, amatistas, lapislázulis y peridotos, son apenas algunas de las gemas más apreciadas por los famosos diseñadores y las prestigiosas casas de joyería a lo largo de los siglos.
¿Qué es una piedra preciosa?
Una piedra preciosa no es más que un mineral, de origen 100% natural, el cual se destaca por su singular belleza, rareza y dureza. Entre los aspectos que determinan la clasificación de determinado mineral como “piedra preciosa” se destacan:
- Transparencia
- Pureza
- Brillo
- Claridad
- Color
La escala de Mohs
La escala de Mohs es el método que se utiliza para medir la dureza de una piedra preciosa. El valor máximo en la escala de Mohs es el 10 y solo el diamante puede ostentarlo. El resto de las piedras preciosas que se emplean en joyería, no obstante, supera el valor de 7 en la escala de Mohs.

La talla también determina el valor de la pieza, pues una vez que es extraído el material, es cortado con maestría por grandes profesionales que aplican diseños cuyo fin es sacar el máximo partido a la belleza de la gema.
¿Cuáles son las piedras semipreciosas? Diferencias con respecto a las piedras preciosas
Una piedra semipreciosa es un mineral con apariencia hermosa que puede ser tallado y utilizado en joyería, mas no cumple con las altas exigencias de una piedra preciosa en sus 3 aspectos esenciales: belleza, dureza y rareza.
Las piedras preciosas son, en resumen, los diamantes, los zafiros, las esmeraldas y los rubíes.
Amatistas, topacios, lapislázulis, cuarzos, y el resto de las gemas de alto valor en, son consideradas semipreciosas